Kinderbücher für Peru

Projekt der Deutsch – Peruanischen Kulturgesellschaft ACUPARI in Cusco

Kinderbücher für Peru

Das Märchen auf Spanisch

Catalina y la unkuña magica

Autor: Braddy Romero Ricalde

Catalina se levantó muy temprano para llevar la merienda a su padre que ya trabajaba la chacra. Se hizo dos trenzas, y al final de cada trenza anudó una cinta de color fucsia. Amarró sus polleras a la cintura con un chunpi que su abuela le había regalado.

Cuando todo estaba listo, puso el mote en un p’uku con un pedazo de queso. Guardó el mate de cebada en un porongo de color verde. Buscó su lliklla para cargarlo todo en la espalda, pero no recordaba dónde la había puesto. Al no encontrar su lliklla, decidió que podía usar la lliklla que su abuela guardaba. Olvidando la advertencia de no usarla. Acomodó la merienda en lo que ella creía era una lliklla, y se la ató a la espalda. Salió de casa cantando una canción, su perro Chaspur la acompañaba como siempre.

Mientras caminaba el q’epe se le hacía más pesado; hasta que no pudo más, y se sentó a descansar.

Jugaba haciendo dibujos en la tierra cuando empezó a sentir que algo estaba pasando en el paisaje, algo muy extraño, distinto. Se levantó y miró hacia todos lados. Se frotó los ojos con sus manos, miró al cielo, no podía entender lo que pasaba y exclamó ¡Atakau!

El cielo brillaba de manera sobrenatural, las nubes no se movían.

La luz del sol era intensa, pero nada tenía sombra, incluso ella había perdido su sombra. Catalina corrió de miedo. Luego se detuvo para descansar, miró a su alrededor, y su sorpresa fue mayor al ver que aún seguía en el mismo lugar. Corrió para poder escapar de ese lugar, pero era imposible, el paisaje se repetía, a cada paso, hasta que no pudo más, cayó al suelo y lloró, Chaspur la consolaba lamiéndole las manos.

Una voz suave habló de la nada:

– No llores Catalina, no tengas miedo.

Catalina levantó la cabeza para ver quien le hablaba, pero no encontró a nadie, abrazó a Chaspur que aullaba de miedo.

– ¿Quién eres?- preguntó Catalina.

La voz le respondió:

– Soy la Tierra.

– ¿Qué está pasando aquí?- preguntó Catalina.

La voz contestó:

– Tú tienes algo que me pertenece. Si me lo devuelves te diré por dónde ir.

– Sólo tienes que extender tu unkuña sobre el suelo.

Catalina preguntó:

– ¿Qué es una unkuña?

La tierra le respondió:

– Unkuña es el tejido que llevas como lliklla.

Catalina desató el atado que había hecho y lo extendió en el suelo. Estaba nerviosa y asustada, tenía ganas de llorar; abrazó a Chaspur, y vio que de la unkuña se desprendieron delicadamente cinco hermosas alpacas de color blanco que estaban dibujadas en el tejido y se fueron caminando. Catalina no podía creer lo que veía.

La tierra le habló:

– Para que puedas volver a casa, sigue el camino de tierra roja, llegarás a una qocha, ella te dirá qué tienes que hacer.

Catalina se fue, Chaspur iba tras de ella. Caminaron dos horas y, al llegar, la qocha le habló:

– Catalina, tú tienes algo que me pertenece. Muéstrame tu unkuña.

Catalina hizo lo que la qocha pidió y de la unkuña salieron cinco hanp’atus que saltaron a la qocha.

Luego, la qocha en agradecimiento le dijo lo que debía hacer:

– Sigue de frente por el camino de tierra amarilla, llegarás a un lugar dónde duermen las qaqas ¡No las toques! Se molestan cuando las despiertan. Cuando atravieses el campo de piedras, debes buscar a Mallki, él te dirá qué hacer.

Catalina caminó hasta llegar a la pampa de piedras, quiso entrar pero chocó con una de ellas y todas despertaron, le cerraron el camino diciendo.

– Nosotras también queremos que nos devuelvas lo que nos pertenece.

Catalina obedeció sin decir nada. Puso la unkuña en el suelo y de ella se desprendió el dibujo de un atoq, que se fue corriendo.

Las qaqas la dejaron pasar.

Catalina siguió caminando hasta que oscureció, no podía ver ni sus manos, parecía que el mundo había desaparecido.

– ¡Niña! – dijo una voz – ¡¿Qué haces aquí?!

– Busco a Mallki, pero… no sé lo que es un Mallki.

– ¿Y cómo puedes buscar algo si no sabes qué es? Yo te diré lo que es Mallki, pero antes libera lo que tienes en tu unkuña.

Catalina, sabía lo que tenía que hacer: extendió la unkuña sobre el suelo.

De la unkuña se desprendió un rayo de luz que saltó al cielo con tanta fuerza retumbando entre las nubes. Catalina quedó impresionada y preguntó:

-¿Qué fue eso, casi me quema los ojos?

– Era Illapa- contestó la noche- ahora falta lo más importante.

De la unkuña brotó una esfera plateada que se elevó al cielo, iluminando todo, la oscuridad se desvaneció. La noche volvió a hablar:

– Catalina, te diré lo que es un Mallki. Un Mallki es el espíritu de la sabiduría y tiene la forma de un árbol. Pero no lo encontrarás aquí, el Mallki sólo aparece en los sueños.

Catalina guardó entre sus brazos la unkuña. Se acomodó entre unos arbustos junto con Chaspur para dormir.

En sus sueños apareció flotando en un río cristalino, hasta que llegó a la orilla, donde había un árbol gigante con muchas ramas y hojas, como el árbol que había visto en la plaza de Pisac.

– Usted se llama Mallki.

– ¿Si… quién pregunta?

– Catalina.

– ¿Catalina… qué haces aquí?

– Me he perdido, quiero volver a mi casa.

– Pero si estás en casa, parece que te has quedado dormida, ya es tarde para que lleves la merienda a tu papá, tienes que despertar; pero no olvides lo que viste. Pídele a tu abuela que te enseñe a tejer, para que puedas contar lo que hoy has visto. Tu memoria y la memoria de tu pueblo están guardadas en los tejidos.

El Mallki cubrió a Catalina con sus ramas, y ella despertó envuelta en la Unkuña; Chaspur la miraba alegre moviendo la cola.

Atakau             Expresión de miedo

Atoq     Zorro

Chunpi

Faja para la cintura

Hanp’atu         Sapo

Illapa

Rayo

Lliklla   Manta pequeña

Mallki

Arbol grande y frondoso

P’uku   Tazón pequeño de barro

Qaqa   Roca

Q’epe Atado que se lleva en la espalda

Qocha             Laguna

Unkuña           Manta grande para abrigarse

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